Intervención en el pleno del Senado del 18/06/2012 sobre el Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para el ejercicio de 2012.
Propuesta de veto número 6, de los señores Saura y Guillot, del Grupo Parlamentario Entesa pel Progrés de Catalunya. Para su defensa, tiene la palabra el senador Guillot Miravet.
Gràcies, president.
Señor ministro, señorías, voy a defender el veto que presento junto al senador Joan Saura, pero permítanme antes hacer un recordatorio, una vez más, de por qué estamos sufriendo una situación tan crítica en todos los órdenes. Estamos donde estamos, señor Montoro, por la codicia de banqueros y especuladores y por las servidumbres y confluencia de intereses con la política. Por eso estamos donde estamos. Y no por causas naturales ni por desastres naturales porque esta crisis, sobre todo fruto de la crisis del sector financiero, no nos ha caído del cielo. No podemos olvidar que fueron Gobiernos del PP y del PSOE los que crearon las condiciones para que los bancos financiaran una burbuja de créditos sin precedentes en torno al negocio inmobiliario. Ustedes, desde el Gobierno de Aznar, o los Gobiernos del señor Rodríguez Zapatero, con la colaboración de los presidentes del Banco de España, señores Caruana y Fernández Ordóñez, permitieron todo tipo de tropelías bancarias y que se fuera inflando la burbuja inmobiliaria. El PP la creó y el PSOE no se atrevió a pincharla.
El señor Montoro, usted, señor ministro, se atrevió a afirmar en el año 2003: No existe una burbuja inmobiliaria, es una especulación de la oposición. ¡Que Santa Lucía le conserve la vista! El señor Solbes sentenciaba en 2008 que quienes auguraban el riesgo de recesión por esa causa -la burbuja inmobiliaria- no sabían nada de economía. La realidad es que banqueros y constructores se forraron. Los bancos españoles se convirtieron en los más rentables a costa de ir debilitando nuestra economía. Estalla la burbuja y se sigue ocultando la realidad.
Hoy, señorías, vamos a discutir y a aprobar esos presupuestos, y aún no sabemos cuál es el tamaño de los activos inmobiliarios de los bancos ni de sus activos tóxicos. Por no conocer, ni conocemos las condiciones del rescate de 100 000 millones de euros. Y para que estos 100 000 millones de euros basten, también depende del agujero del ladrillo y éste de la caída de los precios de la vivienda. Lo que sí ya sabemos, por mucho que el señor Rajoy lo desmienta, es que este rescate tendrá efecto sobre el déficit y la deuda.
Señorías, se ha demostrado que el principal problema de la economía española es su sistema financiero, y no el gasto social ni los derechos de los trabajadores. Seguramente, estos Presupuestos Generales del Estado para 2012, que hoy discutimos, son la más clara expresión del estilo y contenidos del Gobierno del PP.El presidente Mariano Rajoy en su sesión de investidura centró su discurso en torno a dos grandes ideas: recuperar la confianza y un programa de reformas.
Recuperar la confianza. No seré yo quien valore el mucho o poco crédito del señor Rodríguez Zapatero y su Gobierno, con el cierre del déficit de 2011 pasando del 6% al 8,5%. Lo que sí les puedo decir, señorías del Grupo Popular, señor ministro, es que en seis meses ustedes se han pulido todo tipo de credibilidad. Empezaron aplazando la presentación de los presupuestos para después de las elecciones andaluzas -pudo el electoralismo a la responsabilidad, aunque, afortunadamente, no sirvió para nada-, por no recordar el descubrimiento tardío de cuatro décimas más de déficit que aportaron la Comunidad de Madrid, la Comunidad Valenciana y Castilla y León, cinco meses después de cerrar el ejercicio de 2011, que hizo pasar el total del déficit del 8,5% al 8,9%. Se da la circunstancia de que el consejero de Economía y Hacienda de la Comunidad de Madrid, el señor Beteta, hoy es secretario de Estado en el Ministerio de Hacienda. ¿No le resulta increíble, señor Montoro, que no supiera cuál era el déficit real de su comunidad? ¿No es extraño que no le informara a usted, como ministro? Se hace incomprensible y es como para confiar mucho en el señor Beteta. Son engaños todos ellos acompañados de fanfarronadas. ¿Recuerdan al señor Rajoy afirmando una reducción del déficit al 5,8% por decisión soberana para después ser corregido, o aquel no le presionan sino que es él quien presiona? ¿Cómo se recupera la confianza desautorizando al Cuerpo de Inspectores del Banco de España y cargando una auditoría externa sobre el sistema financiero? Y, para terminar, la presentación pública del rescate por parte del señor De Guindos y el presidente Rajoy, digna de un sainete. Nos intentaron colar –con escasa fortuna- que no era un rescate ni iba a afectar al déficit ni a la deuda. No es de extrañar que en Europa hayan pasado de la perplejidad a la desconfianza con este Gobierno, y en un tiempo récord.
Y nos plantearon tres reformas. Tres reformas anunciadas a bombo y platillo:
la primera, el Plan de Estabilidad Presupuestaria. No lo van a cumplir. Y no solo lo digo yo, lo dicen los mercados, las agencias de calificación, el FMI, los centros de estudio tipo Funcas, lo corrobora la situación de nuestra economía en recesión, la caída de ingresos. Les recuerdo que hoy la prensa nos informa de la caída de la recaudación del IRPF y de una caída del 8,2% de los ingresos por IVA.
La segunda reforma era la financiera. Ustedes han realizado dos intentos fallidos de reforma y deberá ser la Unión Europea quien rescate a nuestro sistema financiero.
Ustedes han demostrado, respecto al sistema financiero, que sí hay dinero para los bancos, pero no para la educación y la sanidad; se han doblegado siempre a los intereses del sector, hasta que más ha sido imposible; y ahora los que pondrán el dinero lo ejecutarán e impondrán sus condiciones; eso sí, los ciudadanos, de entrada, verán incrementada su deuda y su déficit. Han protegido siempre a los banqueros, en general, y a los suyos en particular, hasta el punto de impedir una comisión de investigación sobre Bankia.
Y la tercera es la reforma laboral. Habrá tiempo en esta sesión de hablar de ella. Solo les diré ahora que esta reforma laboral puede servir para muchas cosas, excepto para crear empleo.
Entrando ya en el contenido del proyecto de presupuestos que hoy presentan ustedes, tengo que decirles que: claro que debatimos tarde estos presupuestos. Es un disparate, señor Montoro, que nos diga que el 18 de junio no es una fecha tardía; claro que lo es. Y, por otra parte, no solo los debatimos tarde, sino que este es un proyecto poco real, poco creíble y no se sustenta ni en ingresos ni en gastos, en ninguna política que responda a la situación que vive el país.
El Gobierno se plantea como meta principal realizar un ajuste del déficit para 2012 del 3,6%, pasar del actual 8,9% al 5,3%. Todo esto en un escenario en el que se prevé una recesión del 1,7%, un paro del 24,3%, una caída del consumo total del 3,1% y un descenso de la formación bruta de capital del 8,8%. En su programa de estabilidad, el Gobierno plantea pasar de un déficit del 8,5% en 2011 al 1,1% en 2015, previendo en este periodo un aumento de los ingresos superior al recorte del gasto. 2012 será el peor año. Ustedes proponen un ajuste de 34 000 millones de euros, con la exigencia de 10 000 millones de euros en educación y sanidad para las comunidades autónomas.
El objetivo de reducción del déficit que plantean es inasumible. Ni podemos ni nos conviene. Apuesten, pues, por alargar los plazos y por la creación de estímulos económicos. Apúntense ustedes, no al carro de Angela Merkel, que tanto daño hace a este país, sino a las propuestas de François Hollande, que seguramente nos resultaría mucho más conveniente.
La previsión de ingresos no es creíble. Se cifran en 263 866 millones de euros los ingresos consolidados, con un aumento respecto a 2011 de casi 17 000 millones de euros.Más que optimismo, esta cifra es un delirio presupuestario, ya que ignora el impacto de la recesión en la recaudación de impuestos directos y de la caída del consumo en los indirectos, como también es disparatado imaginarse un incremento de las cuotas sociales en 2012 de casi 1500 millones de euros en un escenario de destrucción de empleo.
Tampoco son realistas las cuentas de la Seguridad Social, donde junto a las pensiones se agrupa el Servicio Público de Empleo Estatal y el Fondo de Garantía Salarial. Hay que calcular el incremento vegetativo del número de pensionistas en torno al 1,6% y no al 1%, como indican los presupuestos. La crisis y la recesión auguran una caída de las cotizaciones, el Gobierno las incrementa.
Vista la evolución de los dos primeros meses, el incremento de las pensiones contributivas hay que situarlo en el 4,5% y no en el 2,9% presupuestado. El gasto de Fogasa ha crecido el 13,3% hasta el mes de abril, se rebajó un 15% lo que se gastó en 2011 en la propuesta de presupuestos.
Por otra parte, España endurece el déficit fiscal y estructural encubierto por la burbuja inmobiliaria. Nuestro diferencial con Europa es entre 6 y 7 puntos. Las rentas de trabajo siguen siendo las grandes sostenedoras de los ingresos públicos. Seguimos con una bajísima presión fiscal a las grandes fortunas. El sistema fiscal español es injusto y poco progresivo. En estos presupuestos no se dan pasos para corregir la actual situación, y, lo decía muy bien el senador Montilla; las principales medidas fiscales que ustedes contemplan en estos presupuestos son puramente coyunturales y no tienen ningún tipo de continuidad.
Respecto a la política de gastos, el señor Saura y yo consideramos que en la actual realidad que sufre España, lo sensato, lo responsable sería presentar unos presupuestos que tuvieran cuatro prioridades: proteger a los que están pagando la crisis, el mantenimiento del Estado del Bienestar, la creación de empleo, y la apuesta por el relanzamiento económico. Ustedes hacen todo lo contrario: responsabilizan y cargan la crisis en las espaldas de los trabajadores y de las clases medidas, desmantelan el Estado del Bienestar, y no adoptan ninguna medida, todo lo contrario, para la reactivación de nuestra economía. Eso sí, salvan bancos y banqueros.
Los recortes en sanidad, educación y protección social son un ataque directo al Estado del Bienestar. No hay dinero para la educación y la sanidad, en cambio, sí que lo ha habido y lo hay para Bankia.
Nunca han dudado ni dudan en recortar los servicios públicos y todo aquello que garantice a las clases populares una determinada calidad de vida y de trabajo; cuando se trata de las élites o las oligarquías, o no se atreven o no quieren.
Por otro lado, camino de los seis millones de parados, parecería lógico que el Gobierno priorizara todo lo referido a la creación de empleo, reciclaje y formación. La respuesta del Gobierno Rajoy con estos presupuestos es la siguiente: las políticas activas de empleo caen casi un 21%, afectando gravemente a los planes de contratación temporal de trabajadores desempleados, a los programas de las casas-taller, a los programas de formación, y a los programas de integración de los inmigrantes.
Otras políticas también a priorizar en la actual coyuntura serían todas aquellas orientadas al estímulo económico. Pero tampoco es así. El conjunto del gasto dirigido a la economía real disminuye. Las políticas dirigidas al fomento de la industria y la energía sufren también un recorte de 204 millones de euros.
Con una economía en crisis, fruto, entre otras cosas, de un modelo viejo y de mala calidad, la apuesta por la salida de la crisis sería el tránsito hacia una economía de calidad, con empleo de calidad. Esta transición depende en gran medida de tres políticas: en primer lugar, educación; en segundo lugar, investigación, desarrollo e innovación; y, en tercer lugar, la economía verde.
En cuanto a educación, a los recortes obligados a las comunidades autónomas, titulares de estas competencias, hay que añadir el recorte de más de 623 millones de euros en las políticas de educación financiadas por la Administración del Estado. La enseñanza universitaria queda afectada con un recorte de casi 250 millones de euros; becas y ayudas caen un 12%.
Respecto a investigación, desarrollo e innovación, se recorta casi un 26% el presupuesto. Nos alejamos de la convergencia con Europa, y, evidentemente, por el impacto estratégico de estas políticas, ponemos en cuestión el futuro modelo económico que nos tiene que permitir salir de esta crisis.
Por otra parte, la política de infraestructuras, que es una de las principales bazas de los poderes públicos para estimular la economía, cae un 22,1%, lo que evidentemente tendrá efectos inmediatos por lo que supone de contracción de la demanda. Pero para mí y para el senador Saura, lo más grave es que seguimos instalados en el modelo desarrollista de estos últimos años, que creó una burbuja de infraestructuras muy ligada a la burbuja inmobiliaria.
Se carece de un modelo de movilidad sostenible, y por ello se sigue apostando por las autovías y las autopistas; nos propone unos 4500 kilómetros adicionales de autovías, muchas de las cuales sin justificación por el volumen de tráfico que soportan. Mil kilómetros más de AVE presupuestados para diversos corredores ferroviarios, algunos de ellos también de dudosa rentabilidad. El ferrocarril convencional y de transporte de mercancías permanece, nunca mejor dicho, en el vagón de cola. Y no se dice en estos presupuestos qué haremos con la red pública de aeropuertos dependiente de AENA, totalmente desproporcionada.
El tercer pilar fundamental para un nuevo impulso económico, orientado hacia una economía de futuro, de calidad y sostenible, son las políticas medioambientales. España, por no tener, no tiene ni ministerio de medio ambiente específico; ni tiene ministerio ni tiene ministro. La preocupación del señor Arias Cañete por el medio ambiente está entre nada y cero. Hay un desprecio total a las políticas medioambientales. Sirva como ejemplo que en el paquete de reformas estructurales presentado por el Gobierno no hay ninguna, ni se plantean objetivos para la creación de una economía verde, hoy fuente de muchos puestos de trabajo en el conjunto de la Unión Europea, ni sobre fiscalidad verde, recomendación que también nos hace el Fondo Monetario Internacional.
En los Presupuestos Generales del Estado de 2012 hay un retroceso en las políticas sectoriales. Pondré solo tres ejemplos: en la prevención de la contaminación y cambio climático hay un recorte del 48%; en costas, un recorte del 36%; y en calidad del agua, un recorte del 25%, por no hablar del parón de las renovables y su entusiasmo nuclear. Yo no sé qué hará el Gobierno de España en Río+20, pero imagino que no podrá poner encima de la mesa ninguna de las experiencias de este Gobierno, todo lo contrario. Otro recorte también grave por todo lo que expresa es el del 61,2% en cooperación internacional al desarrollo, y que afectará en un 70% a la Ayuda Oficial al Desarrollo. Seguramente, este recorte es la expresión más clara de cuáles son los valores de este Gobierno.
Como parlamentario catalán, también me opongo a estos presupuestos porque son un instrumento de recentralización y porque incumplen las obligaciones del Estado con Cataluña recogidas en nuestro estatuto. El Gobierno central tiene una deuda con Cataluña de 750 millones de euros. El Gobierno central no cumple con la disposición adicional tercera. Además, en este presupuesto rebajan un 45% las inversiones en Cataluña.
Usted esta mañana nos ha pedido altura de miras, no caer en intereses territoriales, velar por el interés común. Señor Montoro, usted tiene un especial sentido del humor cuando apela al interés común. ¿El interés general qué es: el señor Rato, Bankia? ¿El interés general qué es: la CEOE? ¿A nivel territorial, el interés general qué es? Yo diría a otros portavoces que no se disculpasen por reivindicar aquello que afecta a sus comunidades autónomas, ¡faltaría más!, y menos con un Gobierno que hace y deshace a su antojo, sin respetar la legislación, en este caso, orgánica, que marca los estatutos. Por lo que veo, no solo no cumplen con Cataluña si no que tampoco cumplen con otras muchas autonomías.
Voy terminando, señor presidente. Ustedes, como buenos clientes no liberales, creen firmemente que los actores económicos son exclusivamente los empresarios –usted mismo lo ha afirmado esta mañana- y, como esto es así, hay que dejarles las manos libres y crear todas las condiciones para que ellos creen el impulso económico. No creen en el control de los mercados, creen que la redistribución de la riqueza solo puede darse por la derrama que se produce en momentos de crecimiento. No creen en los impuestos, y consideran que ni España ni la Unión Europea serán competitivas en una economía global si deben soportar fiscalidad, Estado del bienestar, derechos laborales y limitaciones ambientales y sanitarias. Fruto de este convencimiento y alentados por la crisis, ustedes están dando marcha atrás a las conquistas sociales conseguidas, dándose la paradoja en Europa de que, en vez de exportar el Estado del bienestar, estamos importando la precariedad.
Es cierto que tienen mayoría absoluta pero no tienen la razón absoluta; están perdiendo un punto por mes. El rechazo social se expresa activa y pasivamente; activamente lo pudimos ver en el gran seguimiento de la huelga general y, pasivamente, ayer mismo, cuando se publicó una encuesta en el diario El Mundo, donde indicaba que más del 90% de los encuestados exigía una comisión de investigación sobre el sistema financiero y, en concreto, sobre Bankia.
Señorías, señor ministro, la soberbia es siempre negativa, pero en medio de esta hecatombe social y económica que padecemos, un Gobierno instalado en la soberbia, en la arrogancia, en la prepotencia es realmente ridículo.
Por esto invito al conjunto de los senadores a votar este veto, especialmente a todos aquellos senadores y senadoras que crean que otros presupuestos son posibles. Estos son imposibles, son antisociales y no son los que convienen a nuestro país.