Día 17 de octubre. El Senado, sin reformar.

Celebrado el último Pleno y a punto de ser convocadas nuevas elecciones, el balance que realizo de mi trabajo como senador en esta legislatura es positivo. Me hago yo el balance porque, la verdad, dudo de que a mucha gente le importe lo que hacemos los senadores; por no interesar, no interesa ni en mi partido.

A pesar de que en casi todas mis intervenciones, la última el 15 de octubre, en el Pleno del Senado de este último año he recordado el compromiso de todos los grupos con la reforma de la Cámara, cerramos la legislatura y el Senado sigue sin reformarse. Cualquier compromiso electoral de reformar el Senado debería ir precedido de una explicación de por qué aún no se ha hecho, especialmente por parte del PP y del PSOE.

Soy de los que opina que una Cámara territorial tiene sentido en una realidad plurinacional como la española. Lo que no tiene ningún sentido son sus funciones actuales. A lo mejor, lo más sensato sería reabrir el Senado cuando tengamos claro para qué lo queremos.